Dos
semanas después de entregar el trabajo, en acabar la clase, el profesor me
llamó.
-Aibeleen
Smith, no te vayas que tengo que hablar contigo.
Cuando
se acabó la clase el profesor me acompañó a su despacho y me dijo que me
sentase.
-Aibeleen,
¿tú te ríes de mí?- me dijo de repente con una expresión seria.
Me
parece que fue la primera vez que me sorprendió en toda mi vida. El Sr. Mark
era un hombre muy reservado y que nunca faltaba el respeto a nadie, así que esa
pregunta me desconcertó.
-No
señor… ¿Por qué dice eso?
Entonces
lo que me dijo a continuación, me marcó la carrera.
-Señorita
Aibeleen, el primer día dije que todos los alumnos que si ellos o sus padres
eran adoptados me lo dijesen o si no sería un suspenso. Usted no lo especificó,
por lo tanto, tiene un cero.
Podéis
imaginar cómo me quedé, de sorpresa en ese momento. ¿Solo me lo parecía o
realmente me estaba diciendo que alguien de mi familia era adoptado?
-Perdón
Sr. Mark, pero no hay nadie en mi familia que sea adoptado, tengo fotos de
cuando mi madre estaba embarazada…- le dije cada vez menos convencida del que
le estaba diciendo- Y mi abuela siempre me explica que…
Pero el
profesor me cortó, se me acercó y me dijo:
-Aibeleen,
me sabe muy mal que lo hayas descubierto así, seguramente tus abuelos no
querían que fuese de ésta manera, pero observando tu trabajo, no cuadra.
Y
entonces me enseñó el trabajo y lo vi. La analítica donde decía que mi madre
era del grupo sanguíneo 0 y no AB.
-Aibeleen-
me dijo el profesor preocupado-, ¿te encuentras bien?
Pero yo
solo pensaba que después de tantos años la verdad había salido a la luz.
Entonces vi claro que siempre lo había intuido, pero no me había dado cuenta
hasta ese momento. Me pasaron por la cabeza todas las imágenes de los abuelos y
de mi madre juntos y vi todas las diferencias entre ellos, la manera de reír,
la nariz,… Fue entonces cuando se me ocurrió una solución.
Escritora @AinaRib