lunes, 27 de mayo de 2013

Capítulo 7



Esa noche no volví a la residencia y llamé a mi madre.

-¡Hola mamá! ¿Qué tal?

-Muy bien, hija, acabo de hablar con la abuela y me ha dicho que los has ido a visitar, ¿no?

-¡Sí! Es que estamos haciendo un trabajo sobre la genética humana y haremos un proyecto con nuestra familia.

-¿A si? Que interesante, ¿no?

-Sí, bastante. Escucha mamá, necesito una analítica tuya para verificar tu grupo sanguíneo, ¿me la podrás traer mañana a primera hora? Si no suspenderé.

-Y tanto, ningún problema. Espérame mañana a las ocho y media en la plaza del árbol.

-¡Perfecto! Gracias, mamá.

Es curioso como la vida te puede jugar malas pasadas, como una pequeña anécdota desencadena otras muchas otras que hacen que tu vida de un giro de 380 grados.

Dooong, Doong.

Acababan de sonar las campanas anunciando las ocho y media y mi madre aún no había llegado.

-Mamá-le dije llamándola -, ¿Dónde estás? ¡Necesito la analítica ahora mismo!

-Tranquila, estoy a 2 minutos de casa, ahora vengo.

A veces me pregunto qué hubiera pasado si no hubiese chocado ese coche en la carretera, seguramente mi madre hubiera llegado antes y me hubiera mirado la analítica y hubiera descubierto que el que me había dicho el abuelo sobre el grupo sanguíneo de mi madre era mentira. Pero no pasó nada de esto y entré en clase sin saber que en las manos tenia la respuesta del misterio que llevaba tanto tiempo investigando.


                                                                                                                               
Escritora @AinaRib

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