lunes, 13 de mayo de 2013

Capítulo 4



Como había esperado desde que habíamos empezado la mudanza, Brooklyn me abrió un mundo nuevo, ya no era la niña friki que pasaba el día leyendo en casa o mirando la tele, simplemente era una niña más del barrio. Poco tiempo después de mudarme, hice nuevos amigos y después de unos meses, cuando ya me sentía como en casa, empecé a salir con un chico.

Ese cambio hizo que mi vida mejorara y como que estaba más ocupada estudiando, saliendo con los amigos y visitando a los abuelos, me olvidé del misterio que había estado investigando durante mi infancia.

Antes de acabar el instituto, conseguí una beca para estudiar en la Universidad de Columbia, entonces en esos días que pasaba con los amigos mirando alguna serie o pasando el día en Nueva York, fueron substituidos por días enteros estudiando en la habitación de la residencia.

-Hoy estudiaremos la genética humana-dijo el profesor delante de los 200 alumnos-. De aquí una semana quiero en mi mesa un árbol genealógico sobre vuestra familia, cada semana lo iremos completando, pero para empezar hoy quiero que miréis el color de los ojos de vuestros familiares i hagáis los cruces genéticos de los abuelos con los padres.

Cuando llegué a casa de los abuelos, tuve la sensación de déjà vú, como si ya hubiese vivido una experiencia parecida, pero con ese mal presentimiento, entré por la puerta.

                                                                                                                               
Escritora @AinaRib

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