-¡Hola
hija!- dijo mi madre con una sonrisa- ¿Cómo te ha ido el cole?
-No lo
sé- dije mirando mis abuelos con una cara desagradable-, hoy me han suspendido
un trabajo de genética.
-¿Por
qué? –dijo mi madre preocupada.
-No lo
sé, me lo podríais explicar vosotros abuelos- dije tirando el trabajo en la
mesa.
Entonces
mamá vio la nota del principio donde le profesor había escrito que se tenía que haber especificado que mi madre
es adoptada.
-Mamá,
¿qué es esto…?- dijo enseñando la nota- Se han equivocado, no…
La
abuela cambió la cara, me miró y me dijo:
-Habías
de averiguarlo, ¿verdad? Habías de investigar y ver que mi hija, ¡MI hija no es
biológicamente mía! ¿Tanto costaba cerrar la boca y vivir con este secreto…?
De
repente los llantos se escucharon por toda la habitación, mi madre, la persona
más fuerte del mundo, la que había aguantado la familia durante los años más
difíciles sin quejarse, acababa de encontrarse de cara con su propia pesadilla,
la realidad.
Escritora @AinaRib
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